Das Grosse Buch der Strunke

Érase una vez, según nos cuentan los atomistas de la antigua Grecia, átomos triangulares y en forma de estrella, redondos y con forma de luna creciente giraban en el espacio exterior, con cada átomo encontrando su órbita en caída libre y conectándose accidentalmente con otros. Monstruos salvajes con tres troncos, úteros flotantes libres y cajas cerebrales entrelazadas volaban a través del vacío del espacio, enredándose en universos, encendiendo nuevos soles y planetas moribundos. Mundos potenciales, uno tras otro, seguían tomando forma hasta que la creación encontró cierto descanso y - como espera la humanidad - un significado superior. Los atomistas griegos imaginaron que las obras de los escritores se creaban de la misma manera. Según Demócrito, las letras son átomos que giran en el caos, donde nubes de pura posibilidad convergen en obras reales como la Odisea de Homero o los Diálogos de Platón. Cada libro es la descendencia de tales encuentros fortuitos. Por lo tanto, somos nosotros, los lectores, quienes invertimos este azar con significado. Primero, nos impacta el título, el nombre del autor y posiblemente el editor. Eso solo es suficiente para comenzar a imaginar una historia; ya podemos oler los mundos de palabras como caramelos de azúcar. Solo se necesitan unas pocas páginas para que soñemos nuestro camino fuera del libro y de regreso a nuestras propias mentes. Hacia mundos interiores imaginarios, quizás sin despertar nunca hasta encontrarnos contemplando la imaginaria Biblioteca de Lutz & Guggisberg: sostenemos sus libros en nuestras manos y, al hacerlo, pesamos el peso de nuestra propia imaginación. Sí, la sensación de sus libros es un deleite, aunque solo podamos hojearlos en nuestra propia cabeza. Son libros no nacidos o, como nos dice el Talmud, el niño en el vientre es un libro que no ha sido abierto ni hojeado. Andres Lutz (1968) y Anders Guggisberg (1966) viven y trabajan en Zúrich. El dúo de artistas atrajo atención internacional en exposiciones individuales en el Aargauer Kunsthaus en Aarau, en el Museum Folkwang en Essen, en el Centre Culturel Suisse en París, en el Kunstverein Freiburg, en la Villa Merkel en Esslingen y en la Ikon Gallery, Birmingham.