Fleurs du Mal

Para Charles Baudelaire, el medio fotográfico no es un arte sino un medio técnico para representar la realidad. Como contrapunto a Baudelaire, Antoine d’Agata reelabora sus propias fotografías mediante intervención digital para volver al grabado, como si se pasara del píxel a la línea del tiempo. Lleva la fotografía a sus límites, descartando el medio para volver a lo crudo. Los textos de Baudelaire entran así en diálogo con fotografías que se han convertido en grabados por el desgaste y la manipulación, donde los cuerpos se funden para dar paso a la poesía del cuerpo. La obra se basa en la edición original sin censura de la colección de Baudelaire acompañada por estas impresiones grabadas de d’Agata. Presente y pasado se superponen. Como un juego de transparencias que presentará el marco de una imagen en la portada. En esta obra Fleurs du Mal, Baudelaire es un paseante, un espectador del mundo que lo rodea, de las transformaciones urbanas, mientras que d’Agata encarna la fotografía, la vida y se reapropia del espacio de la ciudad mediante el gesto. Dos personalidades se encuentran con motivo de los 200 años del nacimiento de Charles Baudelaire. Dos artistas que podrían haberse conocido, debatido, enfrentado. Para d’Agata, Baudelaire deja un legado que debe ser impulsado para extender su propia reflexión. El artista interviene al borde de los poemas de Baudelaire con reflexiones personales y citas de sus pensadores favoritos, descendientes del pensamiento de Baudelaire: Walter Benjamin, Guy Debord o Georges Bataille. Afixadas verticalmente a los poemas, estas intervenciones manuscritas se imponen dejando al texto original su propio espacio. Se ofrece así un segundo sentido de lectura al lector entre el texto de Baudelaire y la interpretación dada por d’Agata tanto a través de las palabras como de los grabados.

Publicado por The Eyes Publishing.