Los paisajes cambian dependiendo de lo que sientes en el momento. Estoy tratando de capturar paisajes y vistas a través de esos filtros de emoción.
Estas fotos son diferentes a las que tomarías si salieras de tu casa con la intención de hacer fotografías.
A veces, me vuelvo muy sensible al olor. No a los olores que percibes con la nariz, sino a los olores que percibes con tus sentimientos. En esos momentos, me atrae el olor de la ciudad, el olor de la gente, el olor de la vida. A veces atravieso pueblos que no conozco siguiendo solo mi sentido del olfato.
Puede que no tengas un lugar particular a donde ir, pero si superas tus propios límites y sales de casa, descubrirás cosas que nunca imaginaste. Cuando mis sentimientos se alinean con el paisaje que se despliega frente a mí y casualmente llevo una cámara, presiono el botón del obturador. (Casi siempre llevo una cámara conmigo.)
¿Realmente existe este filtro de sentimientos? ¿Se vuelve visible en las fotografías? ¿O es solo mi imaginación? Al final, encontrar respuestas a dudas internas como esa se convierte en otra motivación para seguir tomando fotos.
—de la declaración del artista (traducción por shashasha)