La Soufrière

La Soufrière captura una emotiva reunión entre un padre y un hijo después de 25 años separados. El fotógrafo sueco Kristian Krän viaja a la isla de Guadalupe en el Caribe para encontrarse con su padre, Arthur, un encuentro que resulta ser tanto el primero como el último para ambos. Arthur había dejado a la familia cuando Kristian tenía solo dos años. Fue solo años después que Kristian se enteró de la existencia de su padre y de su enfermedad mental de larga duración. Para conocer a Arthur y comprenderlo, Kristian viaja a Basse-Terre, la capital de Guadalupe, un pueblo tranquilo con una población en disminución de alrededor de 10,000 habitantes. Durante el transcurso de una semana, exploran la isla juntos, visitando lugares que Arthur quiere mostrarle a Kristian. La comunicación es difícil, ya que la comprensión de Kristian del criollo guadalupeño francés es limitada. En cambio, pasan gran parte del tiempo conectando a través de la música. La cámara de Kristian se convierte en un puente esencial entre ellos, sirviendo tanto como medio de conexión como fuente de consuelo. Un día, subieron a la cima del volcán La Grande Soufrière. Arthur, vestido con un blazer y sandalias, desaparecía y reaparecía en la niebla. El volcán, un lugar donde se crearon algunos de sus recuerdos más significativos, inspiró el título del libro. La palabra “soufrière” proviene del francés “soufre,” que significa azufre o sulfurar, una especie de condena sulfurosa. Fonéticamente, se asemeja mucho a “souffrir,” el verbo que significa sufrir y soportar.