No Ponte

Durante las vacaciones de verano, cuando regresábamos a nuestro pueblo junto con tantas otras familias que habían emigrado al extranjero, nuestro primer sabor de hogar eran los arancini que comíamos en el cruce en ferry desde el territorio italiano hasta Sicilia. Nos recibía la estatua dorada de la Madonna, la patrona de Messina, visible desde lejos en la otra orilla.

No fue hasta mucho más tarde en la vida que comencé a interesarme por la costa alrededor de Messina, que ha tenido gran importancia geopolítica desde la antigüedad. El territorio italiano está tan cerca aquí que generaciones enteras de locales han estado obsesionadas con la idea de construir un puente entre las orillas calabresa y siciliana. Este proyecto gigantesco y muy controvertido fue anunciado por Mussolini durante la guerra y desarrollado por Berlusconi durante su mandato como primer ministro. Se ha debatido y planificado repetidamente... y luego finalmente rechazado. Sería el puente colgante más largo y alto del mundo, construido sobre un terreno arenoso y propenso a terremotos. Para algunos, esta prestigiosa obra simbolizaría el auge económico de Sicilia; para otros, pende como la espada de Damocles sobre la región y todo el país.

Yo mismo estaba fascinado por ese puente que no aparece en ningún mapa, así que comencé a documentar fotográficamente la costa en 2005. El resultado de mi proyecto a largo plazo es un retrato de una región en pausa, esperando en un estado de anticipación indiferente, frustrada o esperanzada. Este ensayo fotográfico documenta la transformación y los intentos vacilantes de renovar los tramos costeros (sub)urbanos, y muestra a los lugareños en su vida cotidiana, como los pescadores, cuyos ingresos por la caza del pez espada hace tiempo que dejaron de ser suficientes para vivir.

NO PONTE busca mostrar cómo la ausencia de algo nos afecta tanto como su presencia. Si alguna vez se construye el puente, no incluiré ninguna foto de él en esta serie: tomaré la última imagen cuando coloquen la piedra fundamental.
— Giuseppe Micciché