Ready to Articulate

Las obras crepitan con un movimiento apropiado: Gonzales es un bailarín, en la tradición de Merce Cunningham o Trisha Brown, pero sobre ruedas. Sus años de adolescencia en el Los Ángeles de los 80 los pasó recorriendo las calles, que, por extensión, se convirtieron en su lienzo en movimiento. Se ganó la reputación de pionero del skateboarding moderno: un maestro, aunque no atado a la perfección o precisión, sino a la anarquía que solo se permite tras alcanzar la verdadera maestría. Era como si rompiera al azar las leyes de la naturaleza, haciendo que el tiempo y el espacio se doblaran a su voluntad, dejando tras de sí una estela de agitación influyente.

Su arte, al igual que su poesía, no está separado de su patinaje. Los lienzos de Gonzales están llenos de una técnica pictórica perfeccionada tras años de dibujo y pintura, pero también exhiben una cualidad caótica; las obras son precisas e imprecisas al mismo tiempo. Este cuerpo particular está inspirado en la decepción que sintió cuando su socio comercial "vendió" a principios de los años 90, los rostros estallan de amargura. Son sonrisas falsas fingidas, alegres frente a la miseria y la vergüenza. Sin embargo, años después, el cinismo duro se ha suavizado, y el poder de las sonrisas parece haber quebrado el arrepentimiento. De hecho, Gonzales parece decir que las flores, cultivadas incluso en las condiciones más duras, pueden tener un poder curativo inmutable.